22 de octubre
Según la tradición de Fiésole, San Donato, que era irlandés, hizo una peregrinación a Roma, a principios del siglo IX. A la vuelta, pasó por Fiésole, precisamente cuando el clero y el pueblo se hallaban reunidos para elegir a un nuevo obispo, después de haber rogado fervorosamente al Espíritu Santo que les concediese un pastor capaz de dirigirlos en las difíciles circunstancias por las que atravesaban. Nadie se habría fijado en Donato cuando éste entró en la catedral, pues era un hombre insignificante y de baja estatura, pero en ese preciso instante las campanas se echaron a vuelo y los cirios del altar se encendieron solos. El pueblo interpretó aquello como una señal del cielo en favor de Donato e inmediatamente le eligió por aclamación.
El biógrafo de San Donato cita varios versos, un epitafio compuestos por el santo, afirma que fue un gran maestro de gramática y prosodia y que los reyes Lotario I y Luis II le distinguieron con su confianza. Uno de los poemas de la biografía describe la belleza de Irlanda. La fiesta de San Donato de Fiésole se celebra actualmente en toda Irlanda.
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