23 de julio
SANTAS RÓMULA y COMPAÑERAS
(REDENTA y HERUNDINA)
Virgenes
(Siglo VI)
El 23 de julio, el Martirologio Romano menciona a "las santas vírgenes Rómula, Rédenla y Herundina, acerca de las cuales escribió el Papa San Gregorio." Santa Herundina inició a Santa Rédenla en la práctica de las virtudes y de la vida eremítica. Más tarde, Redenta se retiró a las colinas de Palestrina, con Santa Rómula y otra mujer, para establecerse hacia el año 575, en una casita próxima a la iglesia de Santa María la Mayor. San Gregorio, quien las conoció personalmente, cuenta que daban ejemplo de humildad y obediencia perfectas y que casi no abrían la boca más que para orar. Durante los últimos años de su vida, Rómula estuvo paralítica en el lecho, pero supo aprovechar bien su enfermedad, ya que jamás se quejaba y vivía con la mente fija en Dios, apartada de todas las distracciones del mundo. Aunque era bastante más joven que Redenta, Rómula murió antes, seguramente a causa de esa enfermedad. Una noche, Rómula y su oirá compañera oyeron gritar a Santa Redenta; al punió acudieron y encontraron su habitación llena de una luz maravillosa y oyeron voces como de una muchedumbre que se acercaba. Al verlas tan asustadas, Rómula las tranquilizó: "No temáis", les dijo, "todavía no ha llegado la hora de mi muerte." Tres noches después, las llamó de nuevo y les pidió que le llevasen el viático. Apenas acababa de recibirlo, se oyó una música celestial, como si los ángeles estuviesen cantando junto a la puerta en coros alternados. Así murió Rómula y los cantos se apagaron poco a poco, como si los ángeles se alejaran con el alma de la santa hacia el Paraíso.
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