17 de julio
SAN ALEJO,
Confesor
Quienquiera haya dejado casa o hermanos,
o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos,
o heredades, por causa de mi nombre, recibirá
el ciento por uno y poseerá la vida eterna.
(Mateo, 19,29).
MEDITACIÓN SOBRE SAN ALEJO
Alejo dejó su esposa y todas las ventajas de una gran fortuna, para vivir en la pobreza y en la castidad. ¿Puedes esperar tú iguales riquezas, placeres y honores? ¿De dónde, pues, procede que no tengas la misma estima y el mismo amor por la pobreza? Es que, sumergido por entero en las cosas de la tierra, no piensas ni en el paraíso ni en el infierno. Si meditases estas grandes verdades, sin pena dejarías los placeres de este mundo para encontrar otros más puros y duraderos en el cielo. Abandonemos los placeres y no los extrañaremos. (Tertuliano).
II. San Alejo volvió a la casa paterna para triunfar del amor de las riquezas, de los honores y de los placeres, no ya mediante su huída, sino en franca lucha. ¡Qué cruel fue este combate! ¡Qué difícil hubiera sido obtener victoria, si Dios, que le había inspirado ese proyecto, no le hubiese proporcionado la fuerza para vencer! Tú, que estás en el mundo, no te excuses alegando sus tentaciones ni sus ocasiones. ¿Qué son tus tentaciones comparadas con las de San Alejo? Avergüénzate más bien de tu flaqueza.
III. ¡Cuál no habrá sido la alegría de Alejo, en la hora de la muerte, por haber vencido al mundo, al demonio y a la carne! ¡Ah! ¡cuánto más consuelo habrá tenido de morir pobre, casto y desconocido, que de morir después de haber gozado de los bienes que su mismo nacimiento le aseguraba! ¿Quieres morir como San Alejo? Imítalo e implora a menudo su socorro. Vive santamente, y la muerte perderá para ti todo su horror. No se ha de mirar la muerte como un mal cuando ha sido precedida de una buena vida. (San Agustín).
El desprecio del mundo
Orad por los agonizantes.
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos dais un nuevo motivo de alegría con la fiesta del bienaventurado Alejo, vuestro confesor, haced, por vuestra bondad, que honrando la nueva vida que ha recibido en el cielo, imitemos la que vivió en la tierra. Por J. C. N. S. Amén.
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