18 de abril
BEATA MARÍA DE LA ENCARNACIÓN,
Viuda
Nació en París el 1 de febrero de 1566. Sus padres, nobles, se llamaron Nicolás y María.
Desde muy niña fue encomendada como interna a las Hermanas Menores de la Humildad de Longchamp para que recibiera una digna educación.
Estimulada por el amor divino que ardía en su corazón, pronto concibió un entrañable tedio a todas las cosas de la tierra.
Su madre juzgó que su hija mudaría de actitud obligándola a alternar en el mundo con lo más granado de la sociedad, pero, viéndola cada día más retraída, mudó de proceder tratándola con rigores y aspereza.
Frustrados sus anhelos de vida religiosa, tuvo que acceder al deseo de sus padres tomando por esposo a Pedro Acarie, señor noble y cristiano con el que tuvo siete hijos.
Se dedicó por entero a la educación de sus hijos y a ayudar a toda clase de necesitados.
Fue muy apreciada por los hombres y mujeres más insignes de su tiempo.
En 1601, leyendo las obras de Santa Teresa, se sintió inspirada para introducir en Francia la reforma de esta gran carmelita y así inició su fundación y consiguió la autoriazación real y la bula pontificia para construir el primer monasterio.
Después de muchas dificultades, llegaron por fin de España seis carmelitas descalzas y entre éstas la sierva de Dios Ana de Jesús y la Beata Ana de San Bartolomé, iniciando en París la vida regular.
Seguidamente cooperó nuestra beata en la fundación de Pontoise de Digione y de Amiens en el que vio con alegría ingresar a tres de sus hijas. Por todos es considerada como la "Madre y fundadora del Carmelo Teresiano en Francia".
Fallecido su esposo en 1613, vio por fin llegado el momento de poder realizar sus anhelos de vida religiosa ingresando ella también como hermana conversa y eligiendo para esto el convento más lejano y más pobre que era el de Amiens donde vistió el hábito el 7.4.1614.
Por su delicado estado de salud, el 7 de diciembre 1616 fue enviada al Carmelo de Pontoise, donde, confortada por el viático y por éxtasis y visiones celestiales, entregó su alma al Señor el 18 de abril 1618.
El Papa Pío VI la beatificó el 5 de junio 1791.
Su cuerpo reposa en la capilla del convento de Pontoise.
Su fiesta se celebra el 18 de abril.
Buen modelo para casados y religiosos es nuestra Beata.
En sus treinta años de vida matrimonial sólo pretendió corresponder a la gracia del Señor por el perfecto cumplimiento de sus deberes, probando así cómo los cónyuges pueden alcanzar la santidad en su estado.
Demostró su adhesión a la Santa Sede cuando la herejía protestante se extendía por Francia y se prodigó moral y materialmente durante el asedio de Paris, ardiendo de celo por la salvación de las almas y manifestándose favorecida por Dios con gracias místicas extraordinarias. Su sobrino, el Cardenal de Berulle, la veneraba como madre y san Francisco de Sales fue su director espiritual y seguro consejero.
Sobresalió siempre por Su vida de oración y por su celo en la propagación de la fe.
Como religiosa, edificó constantemente por su plena sumisión, su espíritu de pobreza y su caridad con los enfermos.
Favorecida por Dios con dones excepcionales, prefirió la sencillez en la práctica de las más sólidas virtudes comunes.
Sus enseñanzas
- que las familias cristianas sean escuela de santidad.
- que seamos celosos apóstoles de nuestro mundo.
- que sepamos descubrir el valor insustituible de la oración.
- que nunca nos cansemos de hacer el bien a todos.
ORACIÓN
Señor, tú concediste a la Beata María de la Encarnación, insigne propagadora del Carmelo teresiano, una fortaleza singular para servirte en los diversos estados de la vida cristiana y superar todas las dificultades; haz que también nosotros sepamos vencer todo obstáculo y nos mantengamos fieles en tu servicio, amándote con corazón sincero. Amén.
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