1 de diciembre
BEATO GERARDO CAGNOLI,
Fraile
(1345 P.C.)
El culto que desde tiempo inmemorial se tributaba en Palermo y otras partes, a este franciscano, fue confirmado en 1908. Gerardo nació hacia 1270. Era el único vástago de una noble familia del norte de Italia. A los diez años de edad perdió a su padre. Su madre murió algunos años después. Resistió a los consejos de sus parientes que querían casarlo y, distribuyó sus bienes entre los pobres. Hasta los cuarenta años, vivió como ermitaño en los sitios más inhospitalarios de Sicilia. A principios del siglo XIV, se habló mucho de la santi dad y milagros de San Luis de Anjou, quien había renunciado al trono que le esperaba para hacerse franciscano. Gerardo, tomándole por patrono, ingresó en la misma orden alrededor de 1310. La sencillez y devoción con que cumplió sus deberes de hermano lego, fueron la admiración de todos. Un día de fiesta, cuando él era cocinero del convento, se quedó absorto en oración y se olvidó de preparar la comida. Cuando a media mañana el guardián se enteró de que ni siquiera había encendido el fuego, reprendió al hermanito por su descuido. Sin inmutarse por ello, Gerardo se dirigió a la cocina. Asistido por un joven desconocido, de radiante belleza, consiguió preparar, para la hora fijada, el banquete más delicioso que la comunidad había jamás probado. A la intercesión del Beato Gerardo se atribuyeron muchos milagros. Por ejemplo, en una ocasión, encontró llorando a un niño que había roto una jarra de crístal que llevaba a su madre; el hermano Gerardo recogió los fragmentos, los bendijo y entregó al niño la jarra en perfecto estado. Para los milagros de curación empleaba el aceite de la lámpara del altar de su patrono, San Luis. Vivía a pan y agua, dormía sobre una tabla, se disciplinaba hasta sacarse sangre y, con frecuencia, era arrebatado en éxtasis a varios palmos sobre el suelo, rodeado de un halo luminoso. Dios le llamó a Sí el 30 de diciembre de 1345.
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