24 de diciembre
SANTA IRMINA,
Virgen
(710 P.C.)
De acuerdo con la tradición, la princesa Irmina, de quien se dice que fue hija de San Dagoberto II, había sido prometida en matrimonio al conde Herman. Ya estaban hechos todos los preparativos para la boda en la ciudad de Tréveris, cuan do uno de los hombres que estaban al servicio de la princesa y perdidamente ena morado de ella, tendió una celada al conde sobre un despeñadero vecino a la ciudad, se arrojó sobre Herman con inaudita saña, lucharon los dos a brazo par tido y ambos cayeron abrazados en el precipicio.
Tras este trágico epílogo de sus proyectos, Irmina obtuvo la autorización de su padre para ingresar a un convento que el propio Dagoberto había fundado o reconstruido en las proximidades de Tréveris. Santa Irmina fue una celosa cola boradora en los trabajos misioneros de San Wilibrordo y, en el año de 698, le cedió la mansión en la que él fundó el famoso monasterio de Echternach. Se afirma que aquel donativo lo hizo como una muestra de reconocimiento cuando San Wilibrordo contuvo milagrosamente una epidemia que había azotado a su convento y causaba muchas víctimas. Eso es todo lo que se sabe de cierto sobre Santa Irmina.
La historia sobre los primeros años en la vida de Santa Innina, sobre los que únicamente un monje llamado Tiofrido hizo un relato cerca de cuatrocientos años después de la muerte de la santa, es probablemente fabulosa. Hay pruebas de que, por lo menos parte de ese relato se funda en un personaje ficticio. La biografía en latín de Santa Innina, editadada por Weiland en MGH., Scriptores, vol. XXIII, pp. 48-50, es una versión de la obra de Tiofrido y no de Teodorico, de quien se dice que la escribió un siglo después. A Santa Irmina se la menciona en el Martirologio Romano
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