17 de septiembre
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Santa Hildegarda von Bingen es esta santa una de las mayores figuras femeninas de Occidente. A pesar de poseer una naturaleza tímida y enfermiza, aceptó la misión que le fue dada por Dios y exhortó al Papa, emperadores, reyes y clérigos a convertirse y rechazar las malas costumbres que habían aparecido sobre todo en las esferas religiosas. Sus escritos inspiraron incluso a santos tan influyentes como Bernardo de Clairvaux. También edificó un nuevo monasterio para su creciente comunidad de monjas (con agua corriente), mantuvo correspondencia con el Papa, aconsejó no sólo a laicos sino también a sacerdotes, escribió numerosas cartas, compuso himnos y dramas sagrados, y aún le quedó tiempo para escribir lo esencial de sus veintiséis visiones simbólicas que trataban de las relaciones entre Dios y la humanidad. Además viajó mucho a lo largo de Alemania. También tenía un gran conocimiento de plantas y hierbas medicinales y escribió dos libros sobre su naturaleza y su uso. Diariamente llegaban a las puertas del convento personas necesitadas y enfermos graves para que Hildegarda los aconsejara o los curara con sus medicinas y sus oraciones. El pueblo veía como una dádiva especial de amor de Dios el consejo personal y el auxilio dispensado por las manos de esta mujer, que también en su propio cuerpo sufría múltiples penas. |
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