viernes, 17 de agosto de 2012

SAN LIBERATO, Abad y COMPAÑEROS Mártires


17 de agosto 


SAN LIBERATO, 
 Abad y 
COMPAÑEROS
Mártires 



   Grandes fueron los estragos que hizo en África el furor del rey vándalo llamado Hunerico, que seguía la secta de los herejes arrianos; pero en el año séptimo de su reinado, publicó un edicto sobremanera impío y sacrílego, por el cual mandaba que se arrasasen todos los monasterios, y se profanasen todas las iglesias con sagradas a honra de la santísima Trinidad. Vinieron, pues, los sol dados de Hunerico a un convento de monjes que vivían con gran ejemplo y opinión de santidad, bajo del gobierno del santo abad Liberato, entre los cuales se hallaba el diácono Bonifacio, los subdiáconos Servo y Rústico, y los santos monjes Rogato, Séptimo y Máximo: habiendo los bárbaros derribado las puertas del monasterio, maltrataron con gran inhumanidad a aquellos inocentes siervos del Señor, y los llevaron presos a Cartago, y al tribunal de Hunerico. Ordenóles el tirano que negasen la fe del bautismo y de la santísima Trinidad; mas ellos confesaron con gran conformidad, un solo Dios en tres Personas, una sola fe y un solo bautismo: y añadió en nombre de todos san Liberato: «Ahora, oh rey impío, ejercita, si quieres, en nuestros cuerpos las invenciones de tu crueldad; pero entiende que no nos espantan los tormentos, y que estamos prontos a dar la vida en defensa de nuestra fe católica.» Al oír el hereje estas palabras, bramó de rabia y furor, y mandó que le quitasen de delante aquellos hombres y los encerrasen en la más obscura y hedionda cárcel. Pero los católicos de Cartago hallaron modo de persuadir a los guardas, que soltasen a los santos monjes; y aunque éstos no quisieron verse libres de las prisiones que llevaban por amor de Cristo, aprovecharon alguna libertad que se les concedió en la misma cárcel, para esforzar a otros muchos cristianos que por la misma fe estaban cargados de cadenas: lo cual habiendo llegado a oídos del tirano, castigó severa mente a los guardas, y con despiadados suplicios a los santos monjes. Dio luego orden que aprestasen un bajel inútil y carcomido, y que habiendo echado en él buena cantidad de leña, pusiesen sobre ella a los santos confesores atados de pies y manos, y los abrasas en en el mar, Mas aunque los verdugos una y muchas veces aplicaron hachas encendidas en las ramas secas amontonadas en el barco, nunca pudo prender en ellas el fuego. Atribuyó el bárbaro monarca aquel soberano prodigio a artes diabólicas y de encantamiento: y bramando de rabia, mandó que a golpes de remos les quebrasen las cabezas hasta derramarles los sesos, y los echasen en la mar. Arrojaron las olas a la playa los sagrados cadáveres de los santos mártires; y habiéndolos recogido los católicos los sepultaron honoríficamente.


REFLEXIÓN

   La historia de todas las herejías ha sido siempre la historia de los odios sangrientos, de los sacrílegos des manes, y de las más insoportables tiranías. Semejantes acciones propias de aquellos Vándalos, han hecho en nuestros días, en muchas partes, los enemigos de la fe católica, robando monasterios, profanando sacrílegamente los templos de Dios, y asesinando villana y cruelísima mente a indefensos religiosos, sacerdotes y vírgenes consagradas a Dios. Inhuma nos han sido pues como los Vándalos, pero más hipócritas y traidores que ellos porque han cometido tales crímenes a pesar de andar pregonando humanidad, tolerancia y libertad de pensamiento.

ORACIÓN

   Oh Dios, que nos concedes la dicha de celebrar el nacimiento para el cielo de san Liberato y sus compañeros, mártires; otórganos también la gracia de gozar de su compañía en la eterna bienaventuranza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

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