martes, 1 de mayo de 2012

SAN AMADOR de AUXERRE, Obispo


1 de Mayo



SAN AMADOR de AUXERRE,
Obispo



   Los datos de la vida de San Amador son de una biografía escrita 160 años después de la muerte del santo, por un sacerdote africano llamado Esteban. El contenido de dicha biografía revela que se trata, en gran parte, de una invención audaz. Según leemos, Amador era el hijo único de un distinguido matrimonio de Auxerre. Sus padres le prometieron en matrimonio una rica heredera, llamada Marta, aunque Amador había manifestado que no quería casarse. El día del matrimonio acudieron muchos invitados. El obispo Valeriano, que era ya muy anciano, en vez de leer la bendición nupcial, recitó la fórmula de la ordenación de los diáconos, pero sólo el novio y la novia cayeron en la cuenta del error. Después de la ceremonia, ambos jóvenes convinieron en llevar vida de continencia. Marta se retiró al poco tiempo a un convento. Amador, después de haber trabajado varios años como sacerdote, fue elegido obispo de Auxerre. En el curso de su largo episcopado, convirtió a los paganos que quedaban, a  la religión, obró numerosos milagros y construyó varias iglesias. Existen pruebas de que él confirió a San Patricio la ordenación sacerdotal. En los últimos años de vida de San Amador, el gobernador de Auxerre era Germán, un joven patricio muy temperamental, que tenía pasión por la cacería. Aunque era cristiano, siguió practicando la costumbre pagana de colgar, en un peral de la plaza central de la ciudad, las cabezas de los animales que había cazado, para que todo el pueblo admirase sus proezas. Los paganos practicaban este rito para ofrecer al dios Wotan, el producto de la cacería. Naturalmente, la actitud de Germán escandalizó mucho a los cristianos. San Amador después de haber amonestado, en vano varias veces al gobernador, mandó cortar el árbol, mientras aquel se hallaba ausente. Germán se puso furioso al saberlo y amenazó de muerte al santo obispo. Este juzgó prudente salir de la ciudad por algún tiempo. Por otra parte, como era ya de edad avanzada, deseaba, desde hacía algunos años, renunciar a su cargo. Hallándose en Autun con Julio, el prefecto de la Provincia, se le ocurrió súbitamente, ya fuese por revelación o por intuición, que el propio Germán debía ser su sucesor. Con permiso de Julio, a cuyas órdenes estaba Germán, Amador retornó a Auxerre y convocó a todo el pueblo en la catedral. Germán se hallaba también presente. El obispo ordenó a todos, que dejasen las armas fuera de la iglesia y mandó cerrar las puertas, en seguida con ayuda de algunos de sus clérigos, se apoderó de Germán, le arrancó las insignias seculares, le  tonsuró y le nombró obispo de Auxerre. Con ello presintió San Amador, que estaba terminada su misión, ya que había trabajado muchos años y había nombrado a un sucesor que sería, con el tiempo, el más grande de los obispos de Auxerre. Unos cuantos días después, el santo pidió que le transportasen a la catedral, donde exhaló apaciblemente el último suspiro. El cuerpo de San Amador reposa, junto con los de sus predecesores, en el antiguo cementerio de la carretera de Entrains.

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