3 de marzo
SAN ANSELMO DE NONÁNTOLA,
Abad
Cuando el rey Aistulfo gobernaba Italia, su cuñado Anselmo, duque de Friuli, le acompañó en sus campañas militares. El duque no sólo era un valiente soldado, sino también un fervoroso cristiano. Primero fundó un monasterio y un hospital en Fanano, en la provincia de Módena y más tarde, una gran abadía a unos 30 kilómetros al sur de Nonántola. Deseoso de consagrarse enteramente a Dios, San Anselmo fue a Roma, donde tomó el hábito de San Benito y fue nombrado abad de la nueva comunidad. El Papa Esteban III le dio también permiso de trasladar a Nonántola el cuerpo del Papa San Silvestre. Astiulfo enriqueció mucho la abadía, y le concedió grandes privilegios, de suerte que se hizo famosa en toda Italia. El abad Anselmo llegó a gobernar a más de mil monjes. Igualmente estaba encargado de un gran hospital y de un albergue para los enfermos y peregrinos que él mismo había construido cerca del monasterio, en honor de San Ambrosio. Desiderio, el sucesor de Aistulfo, desterró al santo abad a Monte Casiono, donde pasó siete años; pero Carlomagno le restituyó a Nonántola, y ahí murió, ya muy anciano, después de haber pasado cincuenta años en religión.
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