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martes, 10 de julio de 2012

BEATOS FRANCISCO, ABDEL MOTI Y RAFAEL MASABK Mártires


10 de julio 



BEATOS FRANCISCO, ABDEL MOTI Y RAFAEL MASABK
Mártires
(1860)




   Según consta en el Directorio Santoral Franciscano, el 10 de Julio, se recuerda a 8 frailes franciscanos y 3 católicos maronitas seglares, de la familia Masabk,- que fueron martirizados en Damasco en 1860.

   El año 1860 es un período impreso en la mente de todos los cristianos y no cristianos de Siria y del Líbano, pues en ella se perpetraron crímenes que, si bien no son los únicos, fueron los más sangrientos de los cometidos bajo el Imperio Otomano. Los cristianos en este tiempo, una vez más, fueron el blanco del extremismo y de la impiedad. Muchos de estos hombres fueron masacrados en Damasco y en el Líbano por los agentes de la autoridad turca con el propósito de amedrentar a los creyentes y subrogarlos al régimen imperante. Grupos de extremistas y fundamentalistas religiosos recorrían las calles invadiendo las casas de los cristianos para obligarles a renunciar a sus creencias y usurparles sus bienes.

   En la noche del 9 al 10 de Julio de 1860, llegó a su apogeo la matanza de cristianos que los drusos y los turcos realizaron en toda Siria. Damasco, sobre todo, fue testigo del asesinato de cientos de personas víctimas del furor anticristiano.

   Ocho religiosos franciscanos se encontraban en el Convento en Damasco: Manuel Ruiz, Carmelo Bolta, Engelberto Kolland, Nicanor Ascanio, Nicolás M. Alberca y Torres, Pedro Nolasco Soler, Francisco Pinazo Peñalver y Juan S. Fernandez.

   Los tres hermanos Masabk, Francisco, Abdel Moti y Rafael,  pertenecían a una familia maronita muy conocida en Siria. Uno de ellos era profesor en la Escuela de los Padres Franciscanos, los otros dos eran comerciantes; habían acudido al xonvento en busca de asilo y protección.

   Cuando oyeron arreciar los golpes en las puertas del Convento, se reunieron en la iglesia haciendo oración para que Jesús no los abandonara. El padre Manuel, superior de la comunidad, para evitar toda profanación protegió el Santísimo Sacramento, porque los turcos invadían el sagrado recinto.

   “¡Hazte musulmán o mueres!” le dijo un soldado; y él respondió con fortaleza: “Mil veces antes la muerte”. Colocó su cabeza sobre el altar y se consumó el primer sacrificio.

   Mientras los tres hermanos se encontraban rezando ante la imagen de la Madre Dolorosa, uno de los jefes anarquistas preguntó por los Masabki. Francisco se dio a conocer, inquiriendo qué querían de ellos. El jefe insitó a que toda la familia Masabki  abjurara de su fe y se convertirse al islam. Frente a este planteo Francisco le contestó: “Señor hemos nacido cristianos y queremos morir cristianos”, mirando a sus hermanos, les alentó a no temer y a confesar su fe. Todos respondieron ratificando su fe cristiana, afirmando que también deseaban morir en esa condición. Inmediatamente se recrudeció la violencia y los tres hermanos fueron brutalmente asesinados junto a 10 frailes franciscanos el 10 de Julio de 1864.

   ¡Cuántas historias como esta habrá, que no conocemos, cuánta gente fue asesinada por la misma causa sin que tengamos testimonio de lo sucedido, de ellos solo se han encontrado los cuerpos sin vida. Cuántos han muerto en esta persecución en Siria y en el Líbano!

   Los hombres cristianos eran asesinados, y sus esposas e hijos, raptados por los jefes otomanos, eran encerrados en sus propiedades; a partir de entonces nadie tenía derecho a reclamar por sus vidas. Esas mujeres eran obligadas a incorporarse a las familias de los jefes. Se tomó a la religión como pretexto para apoderarse de los bienes de las familias cristianas y capturar a las mujeres y a los niños.

   Ver también: Mártires de Damasco.

ORACIÓN A LOS MÁRTIRES MARONITAS DE DAMASCO

   ¡Oh Mártires de Cristo! Francisco, Abdel Moti y Rafael Masabki, coronados con los laureles del martirio. Nos inclinamos profundamente para venerar la gracia indecible que Jesús os otorgó. Con el corazón lleno de fe por las gloriosas coronas que Dios os ofreció, os pedimos que intercedáis ante el príncipe de los mártires en favor de nuestra iglesia maronita y en el de todos los pueblos que luchan y sufren por la verdadera fe, para que todos nos sintamos hermanos e hijos de un solo Padre creador que nos espera en los cielos. Que vuestra sangre que corrió sobre el suelo de la querida ciudad de Damasco haga brotar las deseadas semillas de paz, amor. Amén

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