9 de julio
BEATO FRANCISCO FOGOLLA
Mártir
(1900)
Beato Francisco Fogolla (1839-1900). Obispo coadjutor de Mons. Grassi. Nació en Montereggio, en la región de los Apeninos de Lunigiana, el 4 de octubre de 1839, por lo que le impusieron el nombre del Santo de Asís. Recibió de sus padres una buena educación moral y religiosa. En Parma, adonde se había trasladado su familia, tuvo un contacto frecuente con los Hermanos Menores de la iglesia de la Annunziata, y no tardó en sentir crecer en su corazón la vocación franciscana y misionera. Vistió el hábito franciscano en 1858 y, terminados los estudios, fue ordenado sacerdote en 1863.
Después de la adecuada formación, recibida en el convento romano de San Bartolomé de la Isla Tiberina, en diciembre de 1866 se embarcó para China. De camino, permaneció un año en Palestina para visitar los Santos Lugares y prepararse espiritualmente. El 11 de febrero de 1868 llegó a China y fue destinado a Taiyuanfu, en Shansi, donde se encontraba Gregorio Grassi y donde fue acogido con gran alegría por el Vicario Apostólico Mons. Mocagatta. Pronto su celo suscitó la admiración de los fieles y el odio de los adversarios. Llegó a poseer un extraordinario conocimiento del idioma chino. A los siete años de su llegada fue nombrado rector del seminario y Vicario General de la misión de Lun-gan-fu, y en calidad de tal se dedicó a visitar las comunidades cristianas, a administrar sacramentos, a predicar a cristianos y no cristianos.
Era un año de carestía y la gente, desnutrida y hambrienta, moría de hambre en las casas, en las calles y en los campos. El misionero pidió y obtuvo recursos de Europa a cambio de estatuillas de bronce y objetos artesanales locales que recibió de sus feligreses y envió a París; así fue para todos amoroso dispensador de ayuda. Con ocasión de la Exposición Misionera Internacional de Turín, viajó con cuatro seminaristas. En París lo sorprendió la noticia de su nombramiento como obispo auxiliar de Mons. Grassi, y allí mismo fue consagrado el 24 de agosto de 1898. Recorrió Francia, Bélgica e Inglaterra buscando ayuda para la misión, y en Roma consiguió la mejor que podía desear: siete hermanas que la madre María de la Pasión enviaba a Taiyuanfu para atender el orfanato y otras tareas asistenciales. El 12 de marzo de 1899 emprendió el viaje de regreso a China con las siete Franciscanas Misioneras de María.
Entregado de nuevo a su trabajo y apenas asumidas las nuevas responsabilidades que se le habían confiado, lo sorprendió la persecución de 1900, con la llegada a Shansi del sanguinario gobernador Ju-sien. Sus últimas palabras fueron: «Nunca hemos perjudicado a nadie; al contrario, hemos beneficiado a muchos». A su hermano que lo invitaba insistentemente a volver a Italia, le escribió: «Deseo morir con las armas en las manos combatiendo contra el infierno para estar más cerca de volar al cielo».
Fue decapitado por los boxers el 9 de julio de 1900. Tenía 61 años de edad, 30 de misionero y dos de obispo.
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