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domingo, 1 de julio de 2012

SAN NICASIO CAMUTO DE BURGIO Mártir


1º de julio


SAN NICASIO CAMUTO DE BURGIO
Mártir
(1187 p. C.)



   San Nicasio nació entre 1130 y 1140 y murió mártir en 1187, era siciliano de origen, probablemente palermitano, descendiente de sarracenos por parte de padre y de normandos por parte de madre. El sarraceno Hammud (también conocido como Kamut, Kamet o Achmet), Emilio de Girgenti (Agrigento) y de Castrogiovanni (Enna), cuando fue conquistada Girgenti por el Conde Ruggero en 1086, se retiró en Castrogiovanni, resistiendo por mucho tiempo. En 1088 se convirtió al cristianismo junto con toda su familia; fue bautizado  en Sciacca por el obispo de Girgenti, Gerlando, siendo su padrino el mismo Conde Ruggero del que tomó su nombre cristiano, convirtiéndose en Ruggero Camuto. El 4 julio de 1088, el conde Ruggero le donó el castillo del Burgio en el Valle de Mazara. De esa investidura, sus descendientes tomaron el nombre de “BURGIO”. El hijo de Ruggero Camuto, Roberto de Burgio, se casó con Aldegonda, noble normana consanguínea de los Hauteville; de Roberto y Aldegonda nacieron: Ruggero, Ferrandito y NICASIO los dos últimos abrazaron la vida religiosa come miembros de la Orden Hospitalaria de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, conocida hoy como Orden de Malta. los dos hermanos,  Ferrandito y Nicasio como frailes, pronunciaron los tres votos religiosos  de pobreza, castidad, obediencia y el cuarto voto de "permanecer en armas" para dedicarse a confortar a los afligidos, a la asistencia de los peregrinos y enfermos, a la defensa de los territorios cristianos de  Tierra Santa, adhiriéndose plenamente al espíritu de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén que tenía como principio inspirador la defensa de la fe, la asistencia a los peregrinos y enfermos, comprometida con la caridad, justicia,  paz, sobre las bases de la enseñanza evangélica, en estrecha comunión con la Santa Sede, a través de una caridad activa y dinámica, sostenida por la oración. Se comprometían a responder al llamado del Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén, Ruggero Des Moulins, cuando solicitara ayuda para la liberación de Tierra Santa. Es así, que en 1185, se embarcaron siguiendo a Ruggero Des Moulins que regresaba a Jerusalén escoltado por dos galeras  del Rey Guillermo II, partiendo para Tierra Santa, en donde según el espíritu de la Orden, prestaron servicio a enfermos y peregrinos en el Hospital de San Juan de Jerusalén. El 30 de junio de 1187, el Sultán Saladino, cuyo reino se extendía desde el desierto de Libia al valle del Tigris, invadió el Reino de Jerusalén; los cristianos, después de haber defendido el castillo de Tiberiades, dezmados al extremo, se refugiaron en la colina Corni de Hattin, en donde el 4 de Julio fueron derrotados definitivamente. En esta batlla, que concluyó rendición de Tiberiades y de Tolemaide, murió Ruggero Des Moulins y gran parte de los miembros de la Orden de los Hospitalarios. San Nicasio, que era capitán del ejército de Ruggero Des Moulins fue tomado prisionero durante la batalla de Hattin y, como se negó a abjurar de la fe, fue decapitado en presencia del Sultán Saladino. Cuando el Arzobispo de Tiro, Josias, llegó a Palermo en 1187, dio la notica de la ejecución de los hermanos  Ferrandito y Nicasio al Rey Guillermo II, quien vistió luto y declaró duelo durante cuatro días.  Nicasio fue venerado como Mártir desde los primeros años después de su muerte, pues había muerto como cristiano en defensa de Cristo y de la fe. San Nicasio fue, por lo tanto, un Cruzado que dio testimonio de su fe con el martirio, dando así ejemplo de cómo vivir en el espíritu de la santidad evangélica, dando su vida por Cristo.

   Parece que el culto del mártir Nicasio comenzó en Caccamo, en donde en 1305 se le dedicó un altar  en la iglesia de San Pedro, en  Trapani. El Sacerdote Vicente Venuti en su “discurso histórico-crítico” editado en 1762, escribe sobre San Nicasio Mártir: “…creo que la introducción del culto de nuestro santo se debió o bien al dominio de la familia del Burgio en Caccamo, o bien a la devoción que la familia Cabrera profesó a San Nicasio o por ambos motivos…”.

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