3 de marzo
SAN GERVINO,
Abad
San Gervino fue varias veces a Inglaterra, donde su abadía tenía algunas posesiones, y aprovechó esos viajes para predicar y visitar los santuarios ingleses. San Eduardo, el confesor, le tenía en gran estima. A este propósito se cuenta una historia curiosa: la reina Edit, que había oído a su esposo hablar con admiración de san Gervino, trató de recibirle con un beso, según la costumbre inglesa, pero el santo no consideró conveniente ese saludo y se rehusó a recibirlo. La reina se molestó tanto, que San Eduardo tuvo cierta dificultad en calmarla; pero la historia acabó bien, pues la reina regaló una hermosa capa al santo abad.
El Pueblo profesaba tal veneración a San Gervino que, ya en vida, le conocía con el nombre de "el santo abad". En los cuatro últimos años de su existencia el santo sufrió una especie de lepra, pero ello no le impidió el cumplimiento exacto de sus deberes y aun bendecía frecuentemente a Dios por haberle enviado aquélla prueba. El 3 de marzo de 1075, se sintió tan mal, que apenas pudo terminar la misa que celebraba en la cripta de la iglesia Notre-Dame-de-la-Voûte, que él mismo había construido. Los monjes tuvieron que transportarle en brazos a su celda, donde se reunieron todos con gran consternación. El santo les dijo: "Hijos míos, hoy ha venido la Virgen a despedirme de esta vida". En seguida insistió en hacer una confesión pública de sus pecados. DEspués pidió que le transportasen de nuevo a la iglesia, al altar de San Juan Bautista y ahí murió. Cuando los monjes lavaron su cuerpo, no encontraron en él la menor huella de lepra.
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