6 de octubre
Entre los cortesanos de la emperatriz Irene, quien fue gran defensora del culto de las imágenes de Nuestro Señor y de los santos, se contaba un joven patricio llamado Nicetas. Era miembro de una familia de Plafagonia, emparentada con la emperatriz y se dice que ella le envió al segundo Concilio ecuménico de Nicea, como uno de sus dos representantes oficiales; pero las actas del Concilio no mencionan al santo. A pesar de que una revolución de los cortesanos elevó al trono a Nicéforo, Nicetas no perdió el cargo de prefecto de Sicilia (su fiesta se celebra en Messina), aunque tal vez hubo de volver la espalda a su protectora. El año811, Nicéforo pereció asesinado, y Nicetas ingresó entonces en el monasterio de Krysonike, en Constantinopla, donde permaneció hasta que el emperador León V empezó a combatir el culto de las imágenes. Entonces, Nicetas y algunos monjes se retiraron a una casa de campo, llevando consigo una imagen particularmente preciosa del Señor. Cuando el emperador se enteró de ello, envió a un pelotón de soldados, quienes se apoderaron por la fuerza de la imagen y prohibieron a Nicetas salir de la casa. Nicetas desapareció entonces de la historia durante doce años. Volvemos a encontrarlo en el momento en que el emperador Teófilo le mandó llamar para que reconociese al patriarca iconoclasta Antonio. San Nicetas se negó a ello y fue expulsado del monasterio junto con otros tres monjes. Como se castigaba severamente a quienes ofrecían refugio a los defensores de las imágenes, Nicetas y sus compañeros tuvieron gran dificultad en encontrar albergue. Finalmente el santo pudo refugiarse en una finca de Katisia, en Paflagonia, donde pasó el resto de su vida.
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